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Nombres:
Gladys Támara

Vive en:
San Jacinto, Bolívar
Colombia

Elabora:
Hamacas, Bolsos

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No puedo dejar de tejer;  si no tejo me enfermo!!! Una vez dejé de tejer un año y me enfermé!!

Gladys dice que la vida era muy “amarga y triste” en los años en que el conflicto armado colombiano azotó a los Montes de María. A las 7 pm San Jacinto era un pueblo fantasma. Todos se encerraban a ver televisión en sus casas con puertas y ventanas cerradas.  Desde el jueves todos se preguntaban con temor a quien ejecutarían el siguiente sábado, cuando grupos armados ilegales asesinaban sin piedad en las calles y en las casas a las personas a la vista de todos con impunidad.  Gladys aún tiene grabadas en su memoria los rostros y nombres de amigos y vecinos que perdió en el conflicto y agradece que ya esos tiempos pasaron.

Tejer es una terapia para Gladys; cada vez que puede, teje un ratico.  Como el sube-baja del echado de los hilos en el telar le queda difícil por su edad, alguna otra artesana más joven recibe un pago por hacerlo bajo su supervisión y cuando los hilos están listos, Gladys y su séquito de amigas y colaboradoras tejen hasta acabar.

La vida de Gladys ha sido dura; se casó a los 17 años y tuvo un hijo con Federico, su primer esposo; tuvo que aprender a hacer diferentes oficios para poder conseguir dinero para su hogar:  lavaba ropa por encargo,  trabajó como empleada doméstica en una ciudad cercana y aprendió a tejer también por necesidad;  una vecina le enseñó y gracias al tejido ha conseguido lo que tiene.   El matrimonio duró 15 meses; la inmadurez de ambos; la falta de compromiso y responsabilidad de parte de él le hicieron tomar la decisión de separarse.  Cada uno formó otra familia y aún hoy siguen siendo buenos amigos y las dos familias son cercanas.

Toda mujer con hijos que se da una segunda oportunidad siente que si son buenos con sus hijos, tienen ganada la mitad de su corazón; y así conquistó Don Leopoldo a Gladys un tiempo después:  con solidaridad, apoyo y cariño. Leopoldo, su segundo marido, era veinte años mayor que ella; la conquistó con su actitud solidaria y protectora; tuvieron 3 hijos más y fue incondicional con todos;  la apoyó cuando tuvo que hacerse cargo de sus 5 sobrinos huérfanos por la muerte de su hermano, fue su compañero en las buenas y en las malas por 28 años, pero, al final, hizo algo que a Gladys aún le cuesta un poco perdonarle;  además de seducir a veinteañeras mientras Gladys trabajaba de sol a sol con la asociación artesanal que ayudó a fundar, intentó seducir a su propia sobrina;  eso fue el punto final de ese matrimonio hace ya veinte años.  El murió hace cuatro. 

No he querido irme nunca de San Jacinto;  mis hijos me han propuesto irme a Cartagena pero no …. Mi vida está en San Jacinto, en mi casa, tejiendo.  Aquí nací, aquí crecí, aquí crié a mis hijos y aquí muero

Dice Gladys cuando le preguntamos si alguna vez pensó en irse del pueblo;  su arraigo y su amor por el tejido son muy grandes.

¡Gracias Gladys por tu ejemplo de tenacidad, valentía, trabajo duro y emprendimiento!!!

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